Masaje con miel


Aunque nos pueda parecer que no es el elemento más adecuado para utilizar como lubricante en un masaje, se utiliza desde hace más de 4000 años en lugares como el Tibet.

El motivo de su uso para el masaje radica en diferentes propiedades y elementos, por una parte tiene efecto antioxidante sobre la piel, estimulándola y abriendo sus poros y por otra parte permite efectuar el masaje con la resistencia justa activando la circulación sanguínea y consiguiendo un perfecto efecto descontracturante.

Por sus densidad a diferentes temperaturas al principio del masaje se obtiene mucha más resistencia y ayuda a realizar un masaje con una mayor presión aliviando contracturas musculares, tal y como la fricción aumenta la temperatura de la miel esta se vuelve mucho más deslizante y se absorbe por la piel.